Hoy he matado a mi corazón
Y yo soy la única culpable,
En mis ojos ya no quedan
Lágrimas para llorarle.
Las hieles amargas estoy bebiendo,
Ya no siento nada,
No distingo el sabor dulce del salado,
No veo la luz ni nada oigo.
El murmullo del viento trae más desconsuelo,
La negrura se ha instalado en mi vida,
Mi cuerpo, mi alma, mi casa
Morada de vísceras calladas.
El silencio roto de un quejido,
El parpadeo de una tenue luz y la
Sonrisa de un niño me llevan a tu ventana
Y tras los cristales veo:
Sonrisas francas, recuerdos bellos, ratos de charlas,
Cálidas miradas y hermosas palabras.
He matado a mi corazón, Dios insúflale la vida
Que torpemente le he arrebatado.