Negros tus ojos que se ha de comer el silencio.
Carnosas las mejillas
que he de besar
algún día.
Lujuriosa tu boca
como fruta fresca,
Y arrebatadora
estampa que me acompaña
en mi negrura.
Negrura que el alba
blanquea y me saca de la rutina.
Silencio que se rompe
al golpeo de mis latidos
Cuando por fin ante
mí te muestras como fantasma vencido
Como amante
reconocido.