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lunes, 2 de enero de 2012

¿AÑO NUEVO, VIDA NUEVA?





A estas alturas de año  los efluvios del alcohol ya se han disipado. Atrás quedaron las fiestas y las celebraciones para recibir al Año Nuevo, ese desconocido que nos aguarda para llenarnos de sorpresas. Y es que, con cada campanada, pedimos un deseo de diferente calibre; unos más mundanos que otros como es el caso: “un novio” “un coche nuevo” “aprender el idioma anhelado” “bajar esos kilitos que se nos han alojado en nuestro cuerpo” y otros que no lo son tanto y que son la pieza clave para poder llevar a cabo los susodichos: “salud, amor y trabajo”. Buenos propósitos que nos tienen ilusionados hasta mediados del mes de febrero y que la rutina se encarga de ir haciendo que caigan en saco roto. Cambio el dinero por trabajo, al menos aquí en mi país es la espada de Damocles del Gobierno (de éste, del anterior y al paso que vamos me temo que también lo será del siguiente).
Estamos en los primeros balbuceos de un año que viene muy marcado con tintes catastrofistas:

“El 2012 fin del mundo”

Es la frase del millón, todo el mundo la repite. Y todo porque se pusieron a estudiar un calendario que es circular, como es el calendario maya, y como todo circulo tiene un principio y un final…y vuelve a empezar, no es como nuestro calendario que es lineal y en principio no tiene fin. El cine, la televisión, todos los medios se están encargando por activa y por pasiva de meternos el miedo en el cuerpo. Sectas que bajo el cobro de un buen estipendio están haciendo su particular agosto para salvar almas antes de que llegue la tan temida fecha del 21 de Diciembre 2012. El planeta Nibiru, que nos iba a impactar, ¿Dónde está? Ya pasó y ni siquiera lo vimos…En cuanto a los terremotos, y demás catástrofes naturales, es normal que los haya. Desde la Pangea hasta ahora se han sucedido unos pocos… Los continentes se formaron a base de esos movimientos de las placas tectónicas. La tierra está viva y se va a seguir moviendo. Algunos se atreven a decir que estamos asistiendo a un “parto cósmico”, quién sabe lo que nos quedará por ver…
 Y yo me pregunto ¿si se va a acabar el mundo, es para todos o no? Lo mismo yo soy un poco ilusa y no me estoy dando cuenta de la gran mentira… El mundo no se va a acabar porque lo diga un calendario, sino porque lo destrozamos día a día con nuestras actuaciones ya sean unipersonales o del conjunto de las naciones. El mundo conocido se acaba por la más vil de las necesidades humanas: el dinero, la pasta, monei, esa pieza circular o en papel que nos trae a todos por la calle de la amargura. Desde pequeños se nos enseña el valor del dinero. Quien más tiene es el mejor, y el que no lo tiene no lo es. Por dinero se hacen muchas cosas, se cometen asesinatos individuales y colectivos, por medio de guerras que responden a los intereses de unos pocos y no de los ciudadanos del país. Intereses monetarios que causan hambrunas en países para diezmar la población, uso de transgénicos y plaguicidas que no solo están dañando el medio natural con sus ciclos de producción sino a nosotros mismos causándonos enfermedades y fallos orgánicos. Ese es el verdadero fin del mundo. El que el mismo hombre civilizado, y cuanto más civilizado más destructor… está poniendo en marcha para este planeta en el que hay recursos para todos pero que están mal gestionados y mal repartidos. Es una pena que a pesar del paso de los años siga tan presente el refranero español y haya que aplicarselo a algunos gobernantes de algunos países, aquél que decía “Por el interés te quiero Andrés”…