"¡Qué paren el mundo que me quiero bajar" gritó mientras se daba cuenta de que ya nadie la escuchaba. Su voz se perdía entre los gritos de la gente que desde el callejón la aguardaban incrédulos. La luz al final del trayecto no opacó la oscuridad que la habitaba.
Gracias a todos los que aún venís por aquí y dejáis vuestros comentarios. Un abrazo muy grande.
ResponderEliminarEva.
Tan real como la vida misma.
ResponderEliminarSomos muchos los que estamos hartos y nos queremos apear de esta rutina y sinrazón.
Bueno pues cuando se pare el mundo veremos si merece o no la pena bajar de él, jejeje
ResponderEliminarHola hace tiempo que nos perdimos la pista a ver si la retomamos.
un besoteeeeeeeeeeee
Tenemos que empezar a hacer limpieza, todos esos que nos llevan a la destrucción del mundo quitarlos, como nos quitamos la ropa sucia.
ResponderEliminarBesos,
Sucede tantas veces...
ResponderEliminarMe ha encantado tu escrito.
Beso.
María Eva, me ha gustado tu entrada. La luz ha sido siempre utilizada como metáfora, a mi me gusta esa manera de entender la luz como algo que te abre los ojos y te deja ver con claridad en los momentos confusos.
ResponderEliminarPreciosa la música. Un beso
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarDisculpa la repetición del comentario, se me borraba, me daba error y volvía a escribirlo, no quedaba constancia hasta que por fin he visto que aparecen las dos veces que lo intenté.
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