Apenas se me ha ido tu olor. Ayer
te tenía frente a mí y hoy las noticias dicen que tu barco ha naufragado.
¡Maldita sea! Ya no volverás a mirar conmigo por nuestra ventana, ni a
acariciar mi cara, ni me pondrás esa sonrisa cómplice cuando cruzamos nuestras
miradas mientras los demás ni siquiera intuyen lo que hay entre los dos.
Tu mujer ha venido llorando hace
unas horas, dice que ha recibido una llamada desde la Comandancia Marítima
y también dice que tu barco ha naufragado. Buscan los cuerpos aunque, no todos
han aparecido. ¿Te puedes imaginar cómo me he sentido al tener que consolar a
tu mujer y decirle que tú estarías bien?
Recuerdo tu primer beso. Ella no
para de llorar y de decir tu nombre, y yo, dentro de mí, hago lo mismo en silencio. Porque
ella es tu mujer por que lo dice un papel, pero hace mil años que no lleváis
vuestros anillos. No debí enamorarme de ti, pero no lo pude evitar. Recuerda
lo que siempre me dices “en el corazón no se manda”.
Le he pedido que se calme y la he
abrazado hasta que se ha dormido, como hacías tú conmigo cuando era más joven
y tenía miedo. Ahora, ella duerme mientras yo transito en un mar de dolor.
Pero, todos curarán sus heridas y las mías solo lo harán con el paso del
tiempo, ése que ya no tendremos ni tú ni yo; o tal vez sí, tú eres un gran
nadador. Dentro de mí siento que te voy a abrazar de nuevo, que te respiraré
otra vez. ¿Sabes? Ya no es necesario contarle lo nuestro a nadie, ni
escondernos. Ahora, con esta carta, ya solo el mar sabrá lo nuestro y mi
hermana te llorará hacia fuera mientras que yo lo hago por dentro.
Gracias a todos por llegar hasta aquí y dejar vuestro comentario. Llevo mucho tiempo sin postear y sin visitaros a ninguno de vosotros. Espero ir haciendolo poco a poco.
ResponderEliminarUn abrazo muy grande,
Eva.
Cuando algo se lleva dentro ni el mar nos lo puede arrebatar, queda en el corazón clavado, es una luz que el tiempo no consigue apagar.
ResponderEliminarOjalá el futuro hable de reencuentros.
Me alegra que retomes de nuevo el blog, te echaba de menos.
EliminarTu entrada me conmueve y enternece, es profunda también. Me encantas.
Besos.
Mari Carmen.
Gracias Mari Carmen, me sonrojas con tus palabras.
EliminarMe alegro de leerte por aquí.
Un abrazo grande,
Eva
Gracias Saudades por tus palabras, y es que, así es nada puede borrar lo que ha hecho mella en alguien.
EliminarUn abrazo grande,
Eva.
Hola, Eva, si puedes, pasate por mi blog, con fecha del 2, (creo), encontrarás una cosita para tí. Con mi admiración y afecto.
EliminarBesos, guapetona. Mari Carmen.
Son naufragos que sobreviven a la tragedia. Pero el naufragio puede ser el comienzo de una vida feliz.Tierno y conmovador relato.
ResponderEliminarROBEe
Linda...
ResponderEliminarMorris
El dolor por la pérdida de un ser querido no se cura, se aletarga en nuestra alma.
ResponderEliminarBonito relato, Eva.