Desperté en el
crepúsculo
Deshojando
margaritas.
Y mis manos ya no
eran mías,
Y mi mirada,
Vacía.
Perdida en el
infinito de los años,
De los campos llenos
de flores,
Que ante la
incipiente primavera
Bellas lucían.
Y miré mi rostro
En el arroyo silente.
Y sentí mi cuerpo,
Que ya no me
pertenecía.
Y vi que el tiempo
Se alejaba y
desvanecía.
Y palpé el silencio,
Y sentí la vida.
Y olí el perfume
De tu flor viva.
Mil gracias a todos por llegar hasta aquí y dejar vuestros comentarios y vuestro inestimable cariño.
ResponderEliminarUn abrazo muy grande,
Eva
Hay un tiempo que se fue y al alba comienza ese camino inseguro pero que es nuestro y puede traerte esa compañía.
ResponderEliminarBesos.
Bueno que belleza de poema donde rindes tributo a ese tiempo pasado que da paso a otro en el cuela vamos acumulando experiencias y tabien por que no, cansancio jejeje
ResponderEliminarbesotesssssssssssss
Este comienzo: "Desperté en el crepúsculo deshojando margaritas", debería ser nuestro día a día. ¿Qué nos traerán las próximas 24 horas?
ResponderEliminarGracias, son palabras bellas.
Precioso como siempre! Me ha encantado.
ResponderEliminarOlá María!
ResponderEliminarTê-la como minha seguidora é, sinceramente, uma verdadeira honra.
Aproveito o ensejo para parabenizá-la pelos belos escritos.
Abraços,
Preciosa entrada, como es habitual en tí, querida Eva Mª.
EliminarEs una gozada.
Un beso.