Había vuelto a tener esa extraña sensación. Una fuerza irrefrenable le recorría todo el cuerpo, pero esta vez, no descargó toda su furia sobre ella. Se lanzó al vacío mientras su mujer se escondía tras el sofá.
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Gracias a todos los que venís hasta aquí y dejáis una muestra de vuestro cariño que es recíproco.
ResponderEliminarUn abrazo muy grande,
Eva.
Breve pero impactante, de desgraciada actualidad.
EliminarMe alegra enormemente que te actives, sobre todo me impresionan, como éste escrito, otros, me deleitan por su profundidad y belleza, siempre interesantes.
Estaré espectante a la próxima entrada.
Ánimos y adelante.
Besos.
Mari Carmen.
Un micro tremendamente efectivo, María Eva. Recoge el tema de la violencia de género de modo magistral. Me gusta de modo especial que se defenestre el tipo, que no lo carguemos siempre nosotras.
ResponderEliminarUn beso enorme, que me alegro de volver a leer algo tuyo.
Muy profundo como es habitual en tus escritos. Y de total actualidad.
ResponderEliminarOjalá cunda el ejemplo y siempre fuera así.
ResponderEliminarBesos,
Mejor. Uno menos.
ResponderEliminarBesos María Eva.
Fuerte, fortísmo MARÍA EVA, y su brevedad no lo hace sino ser más intenso y completo.
ResponderEliminarROBER
Eso es lo que debían de hacer más de uno, antes de tocar a una mujer.
ResponderEliminarFelicidades Eva, muy impactante esta entrada-denuncia.
Besos.