Un placer volver a leerte y un placer tus gratificantes comentarios.Siempre me ha llamado la atención la visión del infierno clásica.Dante la refleja muy bien en la Divina comedia.El barquero Caronte nos aguarda indefectiblemente y un día en nuestro bolsillo aparecerá una moneda de repente.Certera y existencial reflexión.Un cálido abrazo.
El barquero me devolvió en una ocasión cuando ya había visto incluso a Cerbero. Aún no sé porqué ése cambio de opinión que hoy me contraría más que nunca.
Ups! me estremeció, y qué alivio tu regreso. Por otra parte tu post me sugirió cuando en el pasado solía meditar o soñar despierta, hasta lograr dejar mi cuerpo y observarlo dormido desde un banco improvisado en las alturas. Un tema fascinante.
María Eva, esta entrada tuya, prosa poética, nos hace pensar en aquellos momentos en que la vida nos zarandea, nos pone al límite; sin embargo no es el momento de liquidar nuestra existencia. EL destino de cada uno se deja acariciar hasta que llega el momento de entregar esa moneda de cambio. Un abrazo grande.
A partir de hoy, no llevaré nunca un euro en los bolsillos (por si acaso). jeje María, aprovecho para desearte una feliz Navidad y un próspero Año Nuevo. Un beso.
Gracias a todos por venir hasta aquí y dejar vuestro inestimable cariño y vuestros comentarios. Espero devolveros pronto las visitas.
ResponderEliminarUn abrazo grande,
Eva
El cielo puede esperar.
ResponderEliminarBesos.
like it!!!
ResponderEliminarBueno pues que espere el barquero, creo que no tenemos ninguna prisa no?
ResponderEliminarunos besotesssssssssssss
Es bueno no tener monedas y hacerle esperar, las prisas no son buenas.
ResponderEliminarBesos,
que espere no más.
ResponderEliminarNo es el tiempo, aún.
ResponderEliminarPrecioso pensamiento.
Besos.
Realmente bonito e inspirado.
ResponderEliminarUn abrazo!
¿Se puede decir más con menos? El dinero siempre no es necesario. Bsos.
ResponderEliminarTú si que eres lista: dejar el monedero en casa en ciertas ocasiones como esta va de perlas. Me encantó.
ResponderEliminarUn beso
Rosa
Tú si que eres lista: dejar el monedero en casa en ciertas ocasiones como esta va de perlas. Me encantó.
ResponderEliminarUn beso
Rosa
Si no llevas la moneda... es que aún no ha llegado tu hora.
ResponderEliminarMuy bueno, me ha gustado.
Un abrazo grande, hacía mucho que no pasaba por aquí.
Un placer volver a leerte y un placer tus gratificantes comentarios.Siempre me ha llamado la atención la visión del infierno clásica.Dante la refleja muy bien en la Divina comedia.El barquero Caronte nos aguarda indefectiblemente y un día en nuestro bolsillo aparecerá una moneda de repente.Certera y existencial reflexión.Un cálido abrazo.
ResponderEliminarEl barquero me devolvió en una ocasión cuando ya había visto incluso a Cerbero. Aún no sé porqué ése cambio de opinión que hoy me contraría más que nunca.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sin duda que este SINO nos suele suceder.
ResponderEliminarBesos.
Ups! me estremeció, y qué alivio tu regreso.
ResponderEliminarPor otra parte tu post me sugirió cuando en el pasado solía meditar o soñar despierta, hasta lograr dejar mi cuerpo y observarlo dormido desde un banco improvisado en las alturas. Un tema fascinante.
Saludos.
María Eva, esta entrada tuya, prosa poética, nos hace pensar en aquellos momentos en que la vida nos zarandea, nos pone al límite; sin embargo no es el momento de liquidar nuestra existencia. EL destino de cada uno se deja acariciar hasta que llega el momento de entregar esa moneda de cambio. Un abrazo grande.
ResponderEliminarA partir de hoy, no llevaré nunca un euro en los bolsillos (por si acaso). jeje
ResponderEliminarMaría, aprovecho para desearte una feliz Navidad y un próspero Año Nuevo.
Un beso.
¿Quién sabe cuando nos espera el barquero?
EliminarGracias Manuel por tus buenos deseos.
Un abrazo grande,
María Eva.