Salí de casa a la
hora acostumbrada. Me aseguré de que llevaba todo lo imprescindible en
mi bolso: las llaves, el monedero, el móvil y sobretodo la foto de la
persona con la que me iba a encontrar en el parque. Era un poco tarde,
la noche ya había hecho presencia en las calles. Me arreglé ligeramente
mi abrigo, coloqué mi pelo y en un escaparate comprobé que mi vestuario
estaba espléndido. Después de todo aún soy una mujer hermosa, no tengo
de qué quejarme, algunas de mis amigas han envejecido bastante peor que
yo. Tal vez demasiado solitaria, pero de vez en cuando busco la compañía
de alguien con quien robar el tiempo a mi reloj. Un ligero escalofrío
recorrió mi cuerpo, y los nervios se alojaron en mi estomago; una arcada
ácida subió hasta mi boca. Lo había hecho otras veces, esta no era la
primera vez que me citaba con alguien a estas horas. Debería de esta
acostumbrada ya a esta sensación.
Ahí
está al lado del árbol de Judas, siempre quedo al lado de esta planta
así no hay pérdida, me aseguro de que todos conozcan ese lugar del
parque antes del encuentro. Es más privado, menos transitado…
Impecablemente vestido (igual que en la foto) con una gabardina negra
oculta su rostro con un sombrero de ala también de color negro. Me voy
acercando, paso a paso, miro en todas las direcciones, nadie me está
siguiendo. Por fin, por fin lo voy a ver, lo que tanto he deseado al fin
será mío.
-Señora,
aquí tiene las fotos de su marido con su amante un par de horas antes
del crimen- dijo metiendo su mano derecha en el bolsillo interno de su
gabardina.
Ahora tenía a mi marido en mis manos…
ResponderEliminarSin ánimo de ser pesada os dejo este micro que algunos ya conocéis. Mi creatividad se arrastra por el suelo y en espera de una ola de escalada, mientras, os mortifico con las reposiciones.
Un abrazo muy grande,
María Eva.
Pues a mí me gusta este micro.
ResponderEliminarEn cuanto a lo de la creatividad, te aconsejo leer "Zen en el arte de escribir" de Ray Badbury, recientemente fallecido, que te lo puede bajar en PDF en la "Biliotheka". A mí me da alas en los momentos bajos. Es un poco como la bebida esa, un tonificante...
Iacob
Gracias por la recomendación del libro Iacob, intentaré encontrarlo y leerlo a ver qué sucede en mí.
EliminarUn abrazo,
María Eva
Un micro de verdades opacas, María Eva, en el que el lector imagina una historia mientras transita el texto para descubrir un final distinto y sorprendente.
ResponderEliminarA los efectos comentados, suscribo el coonsejo de Iacob en cuanto al libro de Bradbury. Ahora bien, el mío es que no te preocupes. Aunque claro, esto lo dice alguien que publica -permíteme la gracia- "entre nunca y quién sabe".
Un abrazo,
Supongo que sí Pedro, que es mejor dejar de preocuparse y ocuparse en otra cosa y ver si así las musas vuelven. Por cierto, tienes a muchos lectores en "barbecho" esperando tu cosecha.
EliminarUn abrazo,
María Eva.
Un final que desvía el relato para otro lado. Muy bien logrado María Eva.
ResponderEliminarPor lo demás, a todos nos pasa, no te preocupes, a veces hay cosas ajenas a nosotros que nos distraen.
Un beso
Cierto Osvaldo, cosas ajenas que nos distraen y ocupaciones diferentes en estos días de vacaciones.
EliminarUn abrazo,
María Eva.
Super interesante tu relato, me llevó a hacia una dirección hasta que el final me sorprendió.
ResponderEliminarGenial, te dejo un fuerte abrazo, buen comienzo de semana!
Esa tu mirada ajena que refleja la mía...
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