Unas luces de neón destacaban en
la fachada de un edificio viejo en mitad de un callejón adyacente a la calle
principal de la parte antigua de la ciudad. Mis pasos uno tras otro me llevaron
de forma impulsiva a tocar en la aldaba del portón de madera corroída que
franqueaba la entrada cerrada a cal y canto. Algo extraño había en ese lugar,
las luces, más propias de un boulevard que de una calle como esta perdida en el
tiempo mismo, y, el llamador excesivamente nuevo para una puerta que difícilmente se mantenía
de pie.
Los neones dibujaban la siguiente
frase “Se compra todo tipo de objetos, grandes beneficios” No lo pensé
demasiado y me acerque hasta la puerta, dí tres golpes y, en la quietud del
silencio sonaron como tres truenos. Apareció un hombre enjuto que me invito a
pasar con un ademán y sin mover apenas el rictus facial.
-Traigo unos cuantas cosas que lo
mismo les podría interesar- le espeté sin más preámbulos, la tarde anterior
había afanado algunas cosillas de valor y para poder pillar la pasta necesitaba
venderlas.
Me hizo que me sentara en una
habitación lúgubre y me dijo que esperase que en poco tiempo sería atendido por
el jefe en persona. Los minutos me parecieron horas en aquella habitación
mohosa y fría, de repente una puerta se abrió y un hombre gordo lustroso y bien
vestido se dirigió hacia mí: “Sígame” sonó tan ronco como un trueno. Me levanté
y lo seguí, entramos a un despacho lujosamente amueblado que nada tenía que ver
con el resto del edificio, más bien parecía que se trataba de una broma pues,
era como si se pasara de la más absoluta pobreza a la abundancia suprema.
La negociación fue intensa, pero
al final conseguí algo inesperado incluso para mí, un tipo sin muchos escrúpulos
y que ha vivido su vida sin importarle mucho la de los demás. Le despaché todo
y conseguí un gran beneficio. Por vender, le vendí mi cuerpo porque mi alma no la quiso, era
demasiado negra incluso para el propio diablo.
uuuaaooohhh!! Me encanto como escribes y relatas esa mágica historia, muchas felicidades! y espero que puedas leer alguno de mis poemas c:
ResponderEliminarjeje pues ya tenia el alma negra para que ni el diablo la quisiera.
ResponderEliminarbonito relato
un besote
Muy muy bueno...
ResponderEliminarUn saludo
Genial; como relatas el "Todo se compra, todo se vende", incluidos nuestra propia alma, cuerpo y dignidad.
ResponderEliminarCuando la necesidad apremia, se pierden los valores y la moral. Tanto en el ofertante como en el demandante.